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A la hora de ponerse a pintar, es igual de importante elegir bien el producto -pintura, esmalte, imprimación, etc.- que las herramientas para pintar con las que se vaya a llevar a cabo la tarea. En este caso, cada herramienta para pintar cumple con una función y permite obtener un resultado óptimo en tu proyecto de bricolaje. Inauguramos una nueva guía en la que en este primer post te contamos todo lo que debes saber acerca de las paletinas, las brochas y los pinceles.
¿Qué se necesita para pintar una casa?
Herramientas para pintar
Pintar la casa, una estancia, una puerta o un mueble es una tarea de bricolaje muy habitual y una de las formas más económicas y rápidas de renovar el estilo de tu hogar. Para conseguir el mejor resultado posible, es imprescindible elegir correctamente las herramientas de pintura más adecuadas.
Antes de elegir tus herramientas para pintar: tipos de superficie y pinturas
Antes de comprar cualquier herramienta para pintar, debes tener claro cuál es el tipo de superficie que vas a pintar y el producto que vas a elegir para hacerlo. Las pinturas se pueden dividir en dos grandes categorías que determinarán tu elección posterior:
- Pinturas de base acuosa: pueden ser acrílicas o plásticas y se caracterizan por un secado rápido y por ser fáciles de aplicar tanto con brocha como con rodillo.
- Pinturas sintéticas: este tipo de esmalte es apto para el pintado de toda clase de superficies tanto interiores como exteriores por su elevada resistencia, rendimiento, cubrición y secado rápido.
Partes de una paletina, brocha o pincel
Cada herramienta para pintar tiene diferentes usos, pero todas ellas se componen de tres elementos indispensables: las cerdas, el mango y la virola.
- Cerdas: pelo de la herramienta que puede estar compuesto por fibras naturales, sintéticas o mixtas según el uso que se le vaya a dar:
- Sintética: fabricadas con materiales como el nylon, el poliéster -o una combinación de ambos- ofrecen un acabado fino y homogéneo. Adecuadas para superficies rugosas y pinturas al agua. Cargan menos pintura, lo que reduce el tiempo de secado.
- Natural: se usan para aplicar pinturas al disolvente, cargan más pintura y su estructura permite una mejor dosificación. No son recomendables para trabajos con pinturas a base de agua ya que las cerdas la absorben y se deforman.
- Mango: Parte alargada por la que se agarra la herramienta. Suele ser de madera o plástico.
- Virola: pieza situada en el centro de la herramienta que une las cerdas con el mango. Suelen ser de latón o de acero inoxidable.
Usos de paletinas, pinceles y brochas para pintar
- Brocha prensada: por norma general son brochas redondas y son ideales para pintar ángulos y rincones.
- Pincel: adecuado para retoques, detalles o lugares de difícil acceso. Existen pinceles redondos y planos en función del uso.
- Paletina: tipos de brochas rectangulares. Su aplicación sobre superficies extensas y lisas permitirán distribuir y cubrir uniformemente la pintura.
Tamaños y formas de las brochas o paletinas
Dependiendo del tamaño y la forma de la brocha o paletina, esta será adecuada para un tipo de trabajo u otro:
- Pequeñas: trabajo de detalles y zonas de difícil acceso.
- Medianas o grandes: pintar superficies de gran tamaño.
- Planas: adecuadas para proyectos generales de pintura que impliquen cubrir un área grande en poco tiempo. Especialmente útiles también para barnizar y realizar lacados.
- Redondas: útiles para pintar rincones, esquinas, áreas de difícil acceso o ventanas.
- Angulares: ideal para perfilar y para acceder a esquinas.
Cómo limpiar brochas y pinceles de pintura
Antes de usar
Cuando la brocha es nueva, se recomienda introducirla en agua hirviendo para poder retirar las cerdas que estén sueltas antes de empezar a pintar. De lo contrario, se podrían desprender y pegar sobre la superficie al aplicar el producto.
Después de usar
Se recomienda que la limpieza de las herramientas para pintar, sobretodo las brochas, se haga justo después de acabar de pintar, para conseguir mantenerlas en buenas condiciones de cara a su siguiente uso. Coloca las brochas en un recipiente con agua —si se ha usado pintura plástica— o con disolvente —si se ha usado un esmalte sintético—. Intenta que las cerdas no queden apoyadas en el fondo del recipiente con el líquido para que no se deformen. Para acabar, enjuaga las brochas con agua y jabón y déjalas secar.